Sería conveniente en todo este jaleo del cese de la actividad armada por parte de ETA y el reconocimiento a las víctimas no confundirlas a ellas, a las víctimas, con las asociaciones de víctimas... Piensen un poco y entenderán perfectamente lo que quiero decir... Una asociación de personas es más que las personas que la integran. Es como si la asociación adquiriese vida propia al constituirse, pasando a mediatizar la vida de sus miembros. Ocurre lo mismo que con la sociedad, que es algo más que los individuos que la forman. Y así decimos que la sociedad nos impone unas determinadas dinámicas que nosotros, como individuos, aceptamos, aunque no las interioricemos como propias muchas veces.
Pues a esto es a lo que me refiero. Como individuos, las víctimas merecen todo el respeto del mundo y más. Pero la asociaciones de víctimas no son las víctimas. Las víctimas son personas, individuos, seres humanos que sufren. Las asociaciones son entidades abstractas, no sufren.
Debemos respeto a las víctimas y tenemos la obligación moral de no olvidarlas ni ningunearlas, pero no debemos dejar en manos de las asociaciones de víctimas (que, en general, al menos las más reconocidas, atienden a otros intereses, a mayores de los públicamente reconocidos) el dictado del camino que debe emprender el Estado de Derecho ahora.
Y es que, además, y salvando las distancias, en una u otra medida todos los españoles hemos sido durante décadas víctimas del terrorismo de ETA: todo aquel que no podía salir a la calle sin escolta; aquél que más de una vez tuvo que morderse la lengua y meterse su opinión donde le cupiese por miedo a posibles represalias; el que se veía obligado a mirar cada mañana bajo su coche para cerciorarse de la ausencia de algún artefacto sospechoso;... también han sido víctimas del terrorismo. Insisto, hay medidas, y para nada comparables. No es lo mismo que te dejen paralítico, o que te maten, que tener que callarte tu opinión. Pero salvadas esas distancias, víctimas han sido todos los ciudadanos del estado que ha estado amenazado por la banda terrorista...
Por su parte esos terroristas, que ahora han decidido que les es más rentable "ser buenos", reclaman una negociación con España y Francia "para abrir un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada". Esta reclamación podría llegar a ser considerada si tuviera sentido. Pero no lo tiene. Y no lo tiene porque "el conflicto" no existe. Lo único conflictivo son ellos, un grupo de individuos (no veo adecuado calificarlos aquí, no me gusta publicar palabras malsonantes) que se dedican a matar, secuestrar, extorsionar,... no sabemos bien con qué fin (no nos creemos el que confiesan). Y mucho menos existe eso que llaman la "confrontación armada". Ellos están armados, y sus víctimas no tuvieron la oportunidad de enfrentarse ni de confrontarse a ellos... Luego eso de la confrontación armada no acaba de cuajar...
En fin. Que ya tendremos tiempo de darle vueltas a todo esto. De momento, alegrémonos, tengamos esperanza, no olvidemos, seamos generosos... pero también prudentes.
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