miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Hasta cuándo, Wert, vas a abusar de nuestra paciencia?

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El TC sabe leer


Juro que a veces me siento más listo que nuestros gobernantes y que muchos de nuestros jueces. Por supuesto, también más inteligente que los opinadores que en las diversas tertulias que adornan nuestros medios de comunicación vomitan sus pseudoconocimientos. Evidentemente, en el caso de los gobernantes, mi sentimiento no hace más que confirmar la realidad (perdonen la falta de modestia, pero es que tras los recortes el sueldo no me llega para comprar eso). Si es con respecto a los jueces, qué quieren que les diga… no hay más que ver las “sandencias” (debería decir sentencias, pero entre sentencias y sandeces…) que a veces evacúan los susodichos individuos. Y lo de los tertulianos, es posible que ellos sepan de todo. Pero lo que nunca les he oído hacer es reconocer su ignorancia sobre alguna cuestión. Por tanto, y tomando como modelo a Sócrates, yo, que sé que hay muchas cosas que no sé, sé más que ellos. Porque mi no saber me permite aprender. Ellos, como ya lo saben todo, ya no tienen (creen) que aprender nada más…
Viene todo esto a cuento de la resolución del Tribunal Constitucional sobre el recurso de inconstitucionalidad que hace ¡siete años! interpusiera el partido que hoy nos gobierna contra la reforma del código civil que permite la celebración de matrimonio entre personas del mismo sexo. Y es que, aunque hay mucho que desconozco, lo que de momento sé hacer es leer. Así, en su Artículo 32, la Constitución Española establece:
1. El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.
2. La ley regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos.
 
Ahora, miren la interpretación que hacen los que mantienen la inconstitucionalidad de tal reforma. Ellos ven lo siguiente en el Artículo 32:
 
1. El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio entre sí con plena igualdad jurídica, siendo ésta la única forma posible de matrimonio.
2. La ley regulará, respecto del matrimonio: la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos.
 
Como pueden ver, ven cosas donde no las hay, dado que la única formulación que aparece en la Constitución es la expuesta en primer lugar.
Pero hay más. Aún en el caso de que quisiéramos ser tiquismiquis y negar ese derecho a los/as individuos/as, y entendiéramos que en el punto 1 del A32, habla de hombre y mujer, no de hombre y hombre, o mujer y mujer, yo diría: pues sí, exacto. No menciona los matrimonios homosexuales. Ni para permitirlos, ni para prohibirlos. Sólo queda claro que será la ley (que desarrolla el Parlamento) la que deberá establecer “las formas de matrimonio”, no “la forma”, con lo cual parece que la constitución reconoce distintos “modelos” matrimoniales.
Pero más allá del ajustarse o no a la letra de la Constitución, más allá de intenta buscar cosas donde no las hay, o de negarse a verlas donde las hay, creo que algo está claro. Nuestra constitución fue redactada hace 34 años, en un país que salía de 40 años de algo que ni voy a calificar, para una sociedad que vivía con miedo la etapa que se iniciaba,… Uno no es muy mayor, pero afortunadamente ha tenido la ocasión de comprobar cómo esta sociedad se ha modernizado, ha avanzado (o al menos se ha movido). Y la ley, sea cual sea, es una creación humana al servicio de la sociedad. No al revés. La ley debe adaptarse a la evolución social, y no debe ser el cambio social el que se frene para adaptarse a leyes que ya no tienen sentido porque hablan de cosas que ya no se dan en el grupo social para el cual fueron concebidas. Si socialmente el concepto de matrimonio ha evolucionado, la ley debe recoger esa evolución.
Y, por último, y más importante, se trata de que nuestra constitución reconoce el DERECHOA LA IGUALDAD que TODOS los ciudadanos tenemos. Ya sé que hay quien considera que la homosexualidad es una tara, una enfermedad, un defecto, una desviación,... Pues bien. Yo, que sé que hay muchas cosas que no sé, sí sé una cosa: los únicos tarados, enfermos, defectuosos, desviados,… que hay en la humanidad son aquellos que incapaces de reconocer a quienes forman parte de ella (la humanidad) los derechos que reclaman a voz en grito y con golpes de pecho para sí mismos. Hablan del derecho natural, siendo derecho y natural palabras con sentidos antónimos. Pero aún así, ¿es que hay algo más natural que el hecho de que todos los miembros de la misma especie sean iguales?


jueves, 11 de octubre de 2012

Españolizando... y ¡olé!

Wert intentando entender el mecanismo de un chupete
A veces, viviendo en este país en el que me ha tocado vivir, tengo la sensación de ser un genio superdotado. Y la razón no es otra que la comparación a la que someto mis intuiciones, decucciones, opiniones e ideas con las de los elementos que se ocupan de gestionar la "cosa pública".
Especialmente agudo me siento cuando el señor (es un decir) ministro (es un regalo que le han hecho) de Educación (ya no se sabe ni lo que es) abre la boca. No necesita más. Es separar la mandibula inferior de la superior y brotan de esa cavidad la sarta de burradas más grandes que mente humana haya podido siquiera soñar (y que me disculpen los burros por utilizarlos como elemento de comparacion, pues de sobra sabemos que están por encima del nivel de este individuo).
Resulta que ahora, el interés del gobierno de España está en "españolizar" a los alumnos. No está claro lo que eso quiere decir exactamente, aunque por lo visto, se trata de que "un estudiante en Catalunya se sienta tan orgulloso de ser catalán como español". Y supongo, aunque no es más que eso, una suposicion, que tan español como catalán.
Miren. En el fondo, aquél que se muestre sorprendido por estas manifestaciones del elemento este, o bien es un ingenuo de calibre grueso (muy grueso), o bien pretende engañarnos a los demás (él sabrá con que intenciones).
Porque yo creo que todo el mundo tiene más o menos claro lo que respecto de la dialéctica nacionalismo/centralismo opina el partido que sustenta al gobierno. A nadie puede pillar por sorpresa la redefinición que del papel de los toros, la iglesia, el fútbol (unos equipos más que otros), la lengua, etc... está llevando a cabo este gobierno.
Ahora bien. Durante mucho tiempo nos han dado la matraca, con la bendición de la Santa Madre Iglesia Católica (¿o era Caótica?), Apostólica y Romana; nos han dado la matraca, digo, con aquello de que había que desterrar el adoctrinamiento de las aulas, y que por eso había que eliminar la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos de los programas de estudio.
Como son tan buenos, una vez en el gobierno, no la han eliminado. La han rediseñado. Y así han eliminado todo acercamiento a la realidad que viven los alumnos y que vivirán en el futuro, han eliminado toda referencia a la educación afectiva (se ve que o son muy peligrosos los afectos o a saber qué entienden estos por afectos...),... En fin. Se ha quedado en cuatro cuestiones técnicas que no comprometen a nadie. Así se garantiza que no habrá ADOCTRINAMIENTO.
Bueno. No lo habría. Porque si ahora de lo que se trata es de españolizar... que me explique este hombre (perdóneme el género humano) por qué eso no es adoctrinar...
Yo soy español. Y gallego. Qué le voy a hacer. Nací en los dos sitios, Galicia y España. Si hubiera nacido en París, sería parisino y francés. No hay vuelta. Y mis hijos son gallegos y españoles. Pero viendo lo que ocurre en este país día tras día, estoy deseando que venga alguien a desespañolizarlos y desgalleguizarlos. Porque yo a lo más que aspiro para ellos es a que sean buena gente. Y felices. Lo más felices que puedan.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Confianza

No sé si éste es el momento. O tal vez sea éste precisamente el único adecuado. El caso es que entre primas de riesgo, mercados, puntos básicos, rescates... perdón, líneas de crédito, y demás parafernalia terminológica en la que últimamente nadamos, braceamos, buceamos, nos ahogamos... hay una palabra que nadie se molesta en examinar con detenimiento, pero que, sin embargo, atrae poderosamente mi atención. Les hablo de la confianza. Me gustaría que cruzasen ustedes las reflexiones que les propongo con la realidad que vivimos, a ver qué se les ocurre...
En algún momento de este despropósito en el que vivimos arrastrados desde hace unos cuatro años, se caracterizó la situación como una “crisis de confianza”. Nuestros gobernantes insisten en la necesidad de que se vuelva a confiar en nosotros (será en ellos, porque yo poco puedo hacer para que un inversor de Winifred, Kentucky, confíe e mí)... En fin, confianza por aquí, confianza por allá, pero, ¿de qué estamos hablando?
Para empezar, yo creo que hablamos de un sentimiento. Sí, sí. Un sentimiento. Ya sé que “la confianza hay que ganársela”, y esto suena a que pudiera haber motivos racionales para otorgar nuestra confianza a alguien o algo, o para que alguien confíe en nosotros. Pero piensen un poco: ¿cuántos de ustedes eligen en quién o qué confiar? ¿Cuántos someten el objeto de su confianza (antes de otorgársela) a un análisis racional? ¿Acaso no es cierto que solemos emplear la expresión “inspirar confianza”? ¿Y qué hay de racional en la inspiración? La confianza la sentimos o no la sentimos, pero no decidimos hacer una cosa o la otra, simplemente (como dice el tango) se da. Y como sentimiento que es, es irracional, o, más bien, a-racional. Una buena caracterización de esta renuncia a la racionalidad es la que hace el escritor Henry-Louis Mencken cuando afirma que la confianza es el sentimiento de poder creer a una persona aún sabiendo que nosotros, en su mismo lugar, mentiríamos. Por eso la confianza suele ser ciega, porque cuando confiamos en alguien, a pesar de que con la cabeza supiéramos (o creyéramos saber) que nos pueden estar mintiendo, con el corazón (permítanme la cursilería, que hace mucho que no suelto una) sentimos que nos dicen la verdad (de la verdad y la mentira, ya hablaremos, que dan para mucho...). Luego, después, a posteriori, a toro pasado, ya vendrá la realidad, la “cruda” realidad, nos sacará del error, y empezaremos a hablar de des-confianza (fíjense en el curioso detalle de que sobre el término confianza se crea el de desconfianza, y no al revés...).
A mí ese sentimiento de confianza me remite a otros dos: esperanza y seguridad. Esperanza en que algo suceda o en que alguien actúe de una forma determinada y seguridad de que eso será así. Y aquí es donde empezamos a ensuciar ese sentimiento que parecía tan puro. Porque esa “forma determinada” que esperamos de los actos de otros o de los hechos que han de venir sale de nuestras cabecitas, las ponemos nosotros. De acuerdo en que pueden ser fruto de la experiencia y de la observación de que en la circunstancia A, Fulanito siempre hizo B. Y precisamente de ahí procede esa seguridad que compone la confianza. Pero que Fulanito siempre haya hecho B en la circunstancia A en el pasado, no quiere decir que necesariamente vaya a hacer lo mismo en el futuro... Será más o menos probable, pero nunca seguro (y si alguien tiene tan claro el futuro, que se ponga en contacto conmigo y me diga la combinación de la primitiva...). Por eso siempre confiamos en que las cosas sucederán como nosotros creemos que van a suceder, o que las personas actuarán del modo que nosotros pensamos que van a actuar...
Queda una tercera componente en la cuestión de la confianza. Piensen un poco. ¿No es cierto que siempre que confiamos lo hacemos en algo “positivo”? No me imagino yo a nadie diciendo: “tengo plena confianza en que me pongan los cuernos”. Como decía el torero, “hay gente p’a tó”, pero yo creo que para tanto no hay. Parece que sólo podemos confiar en las buenas personas, pecisamente porque son buenas y no van a defraudar nuestras expectativas. Pues tampoco esto es exacto. Como dijo William Faulkner (otro escritor, y es que los libros enseñan mucho), “se puede confiar en las malas personas: no cambian jamás”. Piensen en la opinión que muchos de ustedes tienen de la clase política, y entenderán perfectamente la cita de Faulkner...
Bien. Todo esto está muy bien. Pero, ¿cómo se obtiene la confianza? ¿cómo se gana uno la confianza de otro u otros? Con hechos. Las palabras pueden inspirar emociones, pero sólo los hechos producen sentimientos; y dado que hemos partido de que la confianza es un sentimiento, sólo los hechos podrán hacerla nacer. Y, como estamos que las regalamos, oiga, las citas literarias, permítanme que les suelte un par de ellas, una de Aristóteles (s. IV a.C.) y otra de Quinto Horacio Flaco (s. I a.C.). “Los discursos inspiran menos confianza que las acciones”, decía Aristóteles. “Las muchas promesas disminuyen la confianza”, dijo Flaco. Sobra decir que por mucha autoridad que tuvieran uno y otro, pudieron equivocarse, pero si veintiún siglos después sus pensamientos siguen teniendo actualidad, por algo será...

viernes, 27 de julio de 2012

¿Por qué no estoy yo en el F.M.I.?

¡Vaya con los listos de la economía mundial! No he tenido tiempo de fotografiar la cara de imbécil que se me debió de quedar al oír la noticia... Me explico.
Resulta que el Fondo Monetario Internacional prevé que, debido a los últimos "ajustes" llevados a cabo por el gobierno español, nuestra economía se contraerá un 1'2% en el año 2013, frene al 0'6% que preveía el gobierno.
Y lo dicen como si la cosa no fuera con ellos. Es decir, como si el gobierno hubiera tomado esas medidas autónomamente. Me imagino la conversación entre Lagarde y nuestro líder y apóstol, caudillo y guía espiritual, Mariano Rajoy:

- Oes, Mariano, que dis que la economía española va a encogerse el doble de lo que tú pensabas. ¡Claro! Subiendo el I.V.A., recortando salarios, subiendo la luz,... ¿cómo esperas que crezca nada?...
- P... pe... per... pero Crishtina, hija, si todo esho lo hemosh hecho por indicación vueshtra, por no decir imposhición...
- Ah, sí, perdona, son los rayos UVA, que me recuecen el cerebro, el cerebelo y el bulbo raquídeo... Pues perdona, chico, ¿quién iba a pensar que reduciendo al mínimo el cash disponible a las familias, éstas iban a acojonarse e intentar gastar menos?...
- Hombre, perdón, muj..., no, hombre, ¿pero es que ahí no se supone que debéis estar economistas de alto calado intelectual a nivel mundial?
- (Cristina ladea la cabeza, poniendo ojitos y morritos...) Bueno, si tú sabías que las cosas no iban a ir por donde nosotros preveíamos, no haberlo hecho, hombre...

¿EN MANOS DE QUIÉN ESTAMOS?


domingo, 24 de junio de 2012

"La Granja de Wert"

Recibo un correo electrónico de mi querida compañera Susana Vázquez Regueiro, quien, desde un punto de vista que a mí no se me había ocurrido adoptar, nos expone la cruda realidad del valor que el individuo al que Mariano ha puesto a mangonear en esto concede a la educación:

"Real Decreto 3/2002, de 11 de enero, por el que se establecen las normas mínimas de protección de las gallinas ponedoras, que deberán
disponer de, al menos, 750 centímetros cuadrados de superficie de jaula por gallina.

Real Decreto 1135/2002, de 31 de octubre, relativo a las condiciones mínimas para la protección de cerdos, que explicita que las condiciones mínimas de suelo libre es de 2,25 metros cuadrados por cerdo cuando el habitáculo contiene de 6 a 39 individuos (los

verracos, 6 metros cuadrados/animal). La explotación que no cumpla la normativa, a fecha del 1 de enero de 2013, será bloqueada, no dando ninguna prórroga ni periodo de adaptación.

Real Decreto-Ley 14/2012 de recortes en educación del Ministro Wert, por el que se aumentan las ratios, es decir, más alumnos por metro cuadrado (1,5 m2 por niño): en primaria hasta 30 alumnos por aula, en secundaria hasta 33 alumnos (pudiendo llegar hasta 36) y en bachillerato, hasta 39 (pudiendo llegar a 40 y tantos alumnos por aula).


En definitiva que los animales de granja disponen de más metros cuadrados que los alumnos del sistema educativo español. Sin duda que los animales (cerdos, gallinas ponedoras, vacas?) tienen el derecho a ser tratados con dignidad, en eso hemos avanzado mucho y lo celebro. Sin embargo no parece que el bienestar de los alumnos importe mucho a este gobierno, pues mientras que mejoran las  condiciones de espacio de cerdos y gallinas, empeoran las de nuestros escolares que son el futuro del país.
"

É-che o que hai... 

miércoles, 20 de junio de 2012

Europa no sabe ser Europa

Nada más que comentar... Lo que todos sabemos en nuestro fuero interno, expresado por dos autoridades del mundo de la economía (Venancio Salcines y Paul Krugman)...

VENANCIO SALCINES en La Voz de Galicia

PAUL KRUGMAN en El País



martes, 5 de junio de 2012

Entrevista a Manuel Romera en R.N.E.

En el informativo 24 HORAS de RNE entrevistan a Manuel Romera, Director del Sector Financiero en la IE Business School. ¿Crisis del euro o crisis de Europa? ¿Son miopes los actuales dirigentes del cotarro europeo?

miércoles, 23 de mayo de 2012

¿Pero este imbécil de qué va?

Ya me gustaría a mí escribir sobre asuntos de más calado filosófico-existencial, pero la panda que dirige nuestro amiguito Mariano Rajoy no da tregua. Cuando no sueltan una burrada, hacen una estupidez; y cuando no es alguna de esas dos, sale alguna de las go-gos a decir alguna tontería o, lo que es peor, alguna mentira descomunal. Pero lo que ya es el colmo de la desfachatez es lo del ministro de educación, Wert (no le pongo el señor delante, porque eso hay que merecerlo, y éste no es un señor ni en el más utópico de los mundos). ¿Cómo se puede ser tan impresentable? Está claro que este tipejo no tiene ni la más remota idea de lo que se trae entre manos. Claro que aun siendo él como es, no es el único responsable-culpable de esto. Porque no me cabe en la cabeza que nadie pueda decir lo que éste dice. Pero menos me cabe que, después de oirlo, su jefe, Marianito el..., no lo destituya-cese-dimita, incluso lo eche de casa con una buena patada en el culo y adiós muy buenas. Yo no soy votante del PP (viendo esto, afortunadamente), pero si lo fuera, estaría arrepentido-avergonzado-deprimido.

(Por cierto, perdón por el tono, pero es que no he podido..., vamos que no he podido)

martes, 22 de mayo de 2012

En defensa de la escuela pública

Todos defenderíamos a capa y espada "lo nuestro". Pues por eso mismo, tenemos la obligación moral de defender lo público, porque aunque muchos creen que no es de nadie y por eso no hay que velar por ello, lo público es de todos. Y en nuestras manos está luchar por su valor y dignidad, aunque para ello no contemos con el apoyo de quienes deberían ser los primeros en ocuparse de ella.

domingo, 20 de mayo de 2012

Carta a mis ministros preferidos

Sres. Montoro y De Guindos:

No está en mi ánimo el poner en duda sus capacidades para sacar a este país y a sus paisanos de la crisis en la que estamos hundidos hasta las cejas. Pero, sinceramente, tal vez ustedes, como expertos en la materia que dicen que son y que se les supone que son, podrían intentar buscar otras vías para reducir el déficit, supuesto que sea este el camino para salir de esta situación. Porque para "parir" las medidas que ustedes proponen, no hace falta ser un portento de la economía. Vamos, que para eso valgo yo. Por si acaso me leen, les propongo mi plan:

1. De sanidad gratuita para todo el mundo, nada. El que quiera estar sano, que se lo pague, que también la gente se paga el gimnasio para estar aparentes.
2. De educación pública gratuita, nada de nada. ¿Para qué quiere la gente saber leer? Que se dediquen a trabajar y dejen la literatura para los intelectuales.
3. Televisión pública, ni de coña. Si quieren información plural, que vean Intereconomía Televisión, o Popular TV o algo por el estilo, que ahí les explicarán perfectamente por qué estamos en las condiciones en que estamos.
4. El subsidio de desempleo, fuera, que si no trabajan, no gastan calorías y no necesitan comer.
5. Dividimos el país en parcelitas y se las vendemos a la Unión Europea para que los distintos países que la mangonean, perdón, que la lideran, puedan construir aquí sus chalecitos para sus jubilados, que así no tienen que pasar esos fríos pelones en invierno...

Se me podrían ocurrir muchas más, pero ya ustedes captan la idea, supongo. No he realizado el cálculo de lo que nos ahorraríamos e ingresaríamos, pero creo que así podríamos cancelar nuestra deuda, la de Grecia y alguna más (las suyas, si las tienen, ya las estamos amortizando los españolitos).
Claro que me queda el problema del crecimiento económico, pero ese se lo dejo enteramente a ustedes, que para eso son los listos. Aunque yo les planteo una cuestioncilla intrascendente: ¿ustedes invertirían en un negocio del que supieran que no tiene previsto invertir en su crecimiento nada de nada en los próximos años? NO, ¿verdad? Pues probablemente eso mismo hagan los inversores extranjeros con nuestro país, a la vista de los Presupuestos Generales del Estado. De ahí que aumente la prima esa de riesgo (sí, ya sé que al comienzo de su estancia en el gobierno, la prima bajó, pero casualmente coincidió esa bajada con la puesta a disposición de la banca por parte del BCE de millones de euros a esgalla para que las entidades hicieran fluir el crédito y así dinamizar la economía; y todos sabemos que las entidades bancarias lo que hicieron fue "pillar" ese dinerito fresco al 1% de interés para con él, en vez de ofrecer crédito, comprar deuda soberana, haciendo bajar la prima. Cuando el dinero se acabó, la prima subió...).

Bueno, Sres. Montoro y De Guindos, espero que, a la lectura de ésta, se den cuenta de que no hablo en serio. Es que me temo lo peor de ustedes y dudo de sus capacidades, incluido el sentido del humor. ES BROMA, ¿EH? NO SE VAYAN A FIAR DE MI, POBRE IGNORANTE. DE VERDAD QUE ES BROMA, SEÑORES MINISTROS. NO HABLO EN SERIO. ESTAS MEDIDAS NO SE PUEDEN TOMAR. DE VERDAD DE LA BUENA. PALABRITA DEL NIÑO JESÚS. AMÉN.

Pan y estampitas

Vamos a ver si algún responsable de la desfeita me puede explicar algo que últimamente me trae desconcertado.
Uno, en su infinita paciencia, podría llegar a entender, hipotéticamente hablando, que, dado que "non hai un peso" y el gasto en sanidad y educación es el que es, se hace preciso recurrir a los recortes en servicios a la ciudadanía con el objetivo de ahorrar. Bueno, si ellos lo dicen...
Pero claro, el problema surge cuando uno, en su cotidiana faena, se encuentra con asuntos nada claros y que le hacen pensar que no todo es como nos cuentan. O sí, pero... Me explico.
Resulta que se hace necesario aumentar el número de alumnos por aula, la tan traída y llevada ratio. Es preciso también aumentar la carga horaria de trabajo del profesorado (sin bajarles el sueldo, de lo que resulta que se trabaja más cobrando lo mismo... con lo que por hora se cobra menos, pero no supone una rebaja del salario... no lo entiendo). Ese aumento, junto con el de la ratio, supone que son necesarios menos profesores. Si hay pocos alumnos que soliciten cursar una modalidad determinada de bachillerato, ésta no será ofertada en los centros, con lo que obligan a esos alumnos a desplazarte a otros centros (si hay transporte, si pueden costearse el vivir fuera de casa, o lo que se tercie, y si no, que se j....). Pero todo esto, nos dice el ministro Wert, supone un aumento en la calidad de la educación pública...
Yo no sé si es que el ministro y compañía son muy listos y yo muy tonto, o no se saben explicar (esto es lo que ellos dicen) o qué narices ocurre... Pero a mí hay algo que no me "cuadra". O si no, que alguien me explique lo siguiente:

- La Xunta de Galicia, a través de la Consellería de Educación y Ordenación Universitaria, decide dotar a los centros educativos que participan del PROXECTO ABALAR (miniordenadores portátiles para los alumnos en el aula), con un servidor de Intranet (supongo que para mejorar el funcionamiento del programa, que "falta lle fai"). Para ello, recurren a El Corte Inglés. Lo normal cuando se trata de ahorrar. En vez de poner a alguno de esos miles de millones de funcionarios que, según nuestros dirigentes, se pasan el día tomando café y leyendo el periódico, a gestionar la compra directamente con el fabricante, no, mejor a través de esa empresa, que se caracteriza por hacer estas cosas gratis.
- La Consellería de Educación  y Ordenación Universitaria oferta determinados programas en determinados centros (Programas de Cualificación Profesional Inicial, Programas de Diversificación Curricular) con cargo al Fondo Social Europeo. El FSE, por supuesto, pretende controlar en qué se gasta el dinero que se envía para estos programas (no sea que se vaya todo en foulares para el conselleiro) y pide una uditoría a los centros en los que se imparten dichos programas. La Consellería se pone obediente manos a la obra... ¡y contrata los servicios de una empresa privada externa para realizar tal auditoría! Pero no se entiende, habiendo miles de millones de funcionarios que se pasan el día tomando café y leyendo el periódico. Pero, en fin... Y encima, la auditoría es de coña verbenera. LLega el manzanillo de la susodicha empresa al centro, le pide dos papeles que podrían haberle facilitado en la inspección educativa, sube a un aula, le pregunta a el/la profesor/a su nombre y qué grupo es el que está en el aula... ¡y comprueba en el horario de clases que efectivamente ese/a profesor/a tiene clase con ese grupo a esa hora en esa aula! De coña. ¿Y para esto hace falta un auditor externo? Claro que yo me imagino la escena. Sábado por la noche. Cena en casa de algún alto cargo. "Oye, que los del FSE nos piden auditar los centros con programas a su cargo. Joer, Paco, ¿por qué no te montas una empresita y te la encargamos a tí? Ya hablaremos del resto..." (ya todos nos imaginamos cuál es el resto)...

¿Y ESTO ES "RACIONALIZAR EL GASTO"? ¿Y PARA ESTO NOS PRIVAN DE SERVICIOS PÚBLICOS? ¿PARA QUE CUATRO AMIGOTES/AMIGUITOS SE PONGAN LAS BOTAS A COSTA DE LOS RECURSOS DE TODOS?

¡Vamos, anda! O sea que no tenemos para pan, pero compramos estampitas...

Una verdad "sucia"

No hay justicia. Bueno, al menos, eso es lo que piensa la mayoría de la ciudadanía. Y es que llevamos una temporada que vaya, vaya... Estoy por asegurar que no hay día en que los medios de comunicación no se hagan eco de algún caso que, a bote pronto, nos conduce a esa conclusión.
Y no es que yo quiera erigirme aquí en abogado defensor de nadie (nunca mejor dicho, hablando de este tema...), pero sí me gustaría que reflexionáramos un poco antes de emitir nuestra propia sentencia sobre el asunto de la justicia. Como siempre, no pretendo convencer a nadie de nada. Tan sólo aspiro a promover el cuestionamiento de nuestras propias opiniones (las de usted que me lee y las mías que escribo).
Según yo lo veo, en este tema (como en muchos otros, no crean) hay un error de base. Cuando ante una resolución judicial o una sentencia determinadas exclamamos aquellos de “¡No hay justicia!”, yo echo en falta la siguiente pregunta: ¿en verdad no hay justicia o es que no nos gusta la que hay?
Y es que solemos valorar estas cuestiones desde nuestro personal concepto de justicia. Y ocurre que éste, la más de las veces, no nos engañemos, está más cerca de la idea de venganza que de otra cosa. En el fondo, nos pone lo de ir quitando ojos y arrancando dientes... Esperamos que la justicia devuelva las cosas a su sitio, que repare el daño que algo o alguien haya podido causar. Pero, ¿es esto posible? Pongámonos en un caso extremo: un asesinato. ¿Puede la justicia de algún modo devolver la vida al asesinado? ¿Qué se puede hacer para reparar el desaguisado? A mi entender, no hay justicia humana (y no sé si divina) que pueda hacer esto.
En realidad, es verdad que no hay justicia. Pero es una verdad “sucia”. Y me explico.
Conviene, cuando hablamos de justicia, distinguir entre dos concepciones: la “judicialista” y la “trascendentalista”. Vamos, para entendernos, entre la justicia entendida desde el punto de vista de “lo legal” y la justicia entendida desde una perspectiva “moral”. O, lo que es lo mismo, la justicia concebida como poder judicial y la justicia concebida como la más importante de las virtudes, aquella que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Hablaríamos así, de distinguir entre Justicia “Legal” y Justicia “Moral”. La primera se refiere al acuerdo con la ley establecida. La segunda, al acuerdo con un determinado código moral, o, en general, con lo que es “ético” y lo que no lo es.
Y así resulta que cuando reclamamos a los jueces que hagan valer la justicia, lo que en realidad les estamos exigiendo es que impartan justicia moral. Pero su función es la de garantizar el cumplimiento de la ley y sancionar los casos en que esa misma ley es vulnerada. Por eso digo que es una verdad sucia la negación de la existencia de la justicia, pero verdad al fin y al cabo. Porque aun siendo verdad que todos esperamos del poder judicial que castigue a los malos y premie a los buenos, lo cierto es que su tarea principal es hacer valer el peso de la ley (cosa distinta es si la ley es justa o no, pero ese es otro charco en el que no pienso meter hoy los pies ...)
A esto hay que sumar el hecho de que las normas legales han de ser interpretadas. No se puede aplicar la ley como si de una fórmula física o una receta de cocina se tratase. Y por ahí es por donde se puede abrir paso la injusticia. Porque la ley, por poner un ejemplo, puede considerar un agravante el ensañamiento (por ejemplo en caso de agresión), pero dependerá del que juzga el determinar si asestarle ciento veinte puñaladas a alguien es muestra de ensañamiento o no... Por eso distintos jueces pueden emitir dictámenes distintos sobre un mismo caso. Y ello contribuye no poco a que nos afirmemos en nuestra convicción de que no hay justicia.
Porque en el fondo, no nos engañemos, cuando hablamos de Justicia, así con mayúsculas, en su acepción moral, estamos alimentándonos del trasfondo judeo-cristiano de nuestra cultura y entendiendo por justicia la “divina disposición con que castiga o premia, según merece cada uno”, como bien señala el diccionario de la Real Academia Española. Y por ser divina, es infalible, no necesita ser justificada y mucho menos puede ser cuestionada o interpretada... Pero el conjunto del sistema judicial está construído en la idea, precisamente, de que es falible en la interpretación de la ley, por eso las sentencias judiciales deben fundamentarse (mostrar cómo está siendo interpretada la ley) y debe ser posible recurrirlas ante otra instancia judicial...
Así, pues, no es sencilla la cosa... No obstante, créanme, yo también tengo la sensación de que no hay justicia, pero albergo la esperanza de que cada vez se confundan más las versiones legal y moral de la justicia...
Publicado en Betanzos e a súa comarca. Mayo de 2012

miércoles, 22 de febrero de 2012

Lo que faltaba...

Políticos, jueces, advenedizos reales, empresarios, sindicalistas,... Y, ahora, lo que nos faltaba. Hasta la prensa patina.
Siguiendo la tónica habitual en determinados sectores del ¿periodismo? de este país, un diario de tirada nacional lanza acusaciones basándose en rumores, en el "parece ser que alguien dijo que", en el marujeo informativo, y todo con tal de desprestigiar a aquellos que no son "de los suyos"...
Tal vez quienes hacen circular esos rumores lo hacen porque, acostumbrados como posiblemente estén a moverse en un entorno educativo "de pago" y de confesión religiosa muy definida, vean normal ese tipo de actuación. Porque a nadie se le escapa que en ese tipo de centros se "invita" a alumnos, padres, profesorado,... etc a acudir a determinado tipo de concentraciones pro: pro-vida, pro-familia, pro-"libertad religiosa", pro-"el partido que me da ventajillas", pro... lo que sea.
En fin, lo dicho:
¡¡ LAPONIA, CADA DÍA TE SIENTO MÁS CERCA DE MÍ !!

Ética y Empresa

Sí. De acuerdo. “Ética” y “Empresa” en la misma frase, da como “arrepíos”. Sé que aparecerán puristas de la reflexión ética que pondrán el grito en el cielo (“¡Pero éste qué se cree! ¡Cómo se puede mezclar lo ético con el lucro y el beneficio económico!”). Y también sé que surgirán fundamentalistas defensores de la empresa que esbozarán una sonrisa ladeada a la vez que piensan: “¡pobriño, qué ingenuo!” Soy consciente de todo ello y asumo el riesgo, porque estoy firmemente convencido de que sólo el pensamiento que arriesga, el que se va al límite, puede llegar a conocer hasta dónde puede alcanzar sin precipitarse al vacío. Para saber hasta dónde me lleva un camino, no tengo más remedio que seguirlo.
La primera cuestión que nos surge es clara: ¿qué relación existe entre la ética y las empresas? Y, como siempre (es lo que tiene el pensar detenidamente un tema, que las cosas nunca resultan estar claras al ciento por ciento), podemos barajar varias respuestas.
Habrá quien opine que “el negocio es el negocio”, considerando que existe un enfrentamiento irreconciliable entre dos valores: la eficiencia característica del ámbito económico y la justicia propia del ámbito de la ética. Y es que en el fondo, lo que están pensando es que la única finalidad de los negocios es la obtención del máximo beneficio posible, y pretenden justificar conductas moralmente incorrectas mediante ese tópico de que el negocio es el negocio.
También estarán los que sostengan que la relación entre ética y negocio debe limitarse a unos mínimos que coinciden exactamente con lo que establece la legalidad vigente. Y a estos, les recordaría yo lo que una de las máximas figuras de la historia de la filosofía (Inmanuel Kant) ya nos advertía en el s. XVIII: que hay que distinguir las acciones contrarias al deber, de las acciones conforme al deber y de las acciones por deber. Lo verán mejor con un ejemplo. Si yo no pago mis impuestos, estoy actuando contra el deber. Si yo pago mis impuestos para evitar que me sancionen, estaré llevando a cabo una acción conforme al deber. Si lo que hago es pagar mis impuestos porque creo que es mi obligación y entiendo que es lo que debo hacer, sin pensar en lo que evito u obtengo con esa acción, lo que estoy haciendo es actuar por deber. Por tanto, limitar cualquier conducta a aquello que dicta la legalidad vigente sin intentar ir más allá aunque mi conciencia me dicte otra cosa, será siempre una conducta legal (conforme al deber), pero no ética (por deber).
Por último, estamos los que pensamos (¡vaya, ya me estoy descubriendo!) que es imposible separar ética y economía, que la actividad económica moralmente aceptable es la que se mantiene dentro de los límites de la atención a las necesidades, mientras que la que sólo busca el enriquecimiento es parasitaria y despreciable (tampoco piensen que soy yo en esto muy original, puesto que esto ya lo afirmaba Aristóteles hace 2500 años, y más recientemente el propio Adam Smith, padre del liberalismo económico). En esta convicción se instala la propia Comisión Europea, que ya desde el año 2002 viene promoviendo la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE), según la cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro de una sociedad mejor y un medio ambiente más limpio.
Admitiendo que puede existir esa relación entre ética y empresa, surge la siguiente cuestión: ¿y qué es una empresa ética? Pues podríamos decir que una empresa ética es aquella cuya actividad tiene en cuenta a todos los afectados por ella, es decir, consumidores, proveedores, empleados, directivos, técnicos, etc.
Sería ingenuo por mi parte pensar que nadie objetará que la ética en la empresa es sólo un maquillaje para ocultar otros intereses menos confesables. Evidentemente, así puede ser, pero también es verdad que buscar un nuevo modelo de empresa es una auténtica exigencia de nuestro tiempo. Y ese nuevo modelo de empresa viene implantándose lentamente en Europa desde hace ya algunos años. Un nuevo modelo en el que las empresas son agentes morales y, por tanto, responsables de las consecuencias de sus actos. Un nuevo modelo en el que la legitimación de la empresa pasa por no perder de vista que la finalidad última de su actividad es la satisfacción de necesidades humanas; en el que es necesario tener en cuenta los intereses de los consumidores, garantizando una participación efectiva de éstos. Un nuevo modelo en el que los miembros de la empresa son interlocutores válidos, cuyos derechos tienen que ser respetados, por lo que no caben las prácticas humillantes y la falta de respeto a cualquier empleado. Un nuevo modelo en el que éstos deben esforzarse en el cumplimiento de sus obligaciones y deben corresponsabilizarse por la marcha de la empresa a la que pertenecen.
En resumen, que ha llegado la hora de asumir en la empresa una ética de la responsabilidad y la cooperación que toma en serio la igual dignidad de las personas y el cuidado del medio ambiente. Esto es un signo de inteligencia de la humanidad, puesto que asegura su propio futuro y su calidad de vida.
Si la cultura empresarial de nuestro país hubiese ido por ese camino, tal vez nos hubiésemos ahorrado algún que otro ERE, alguna reforma laboral y muchos, muchos disgustos...

martes, 21 de febrero de 2012

Yo me iría...


De un país en el que caben cargas policiales contra los ciudadanos que se atreven a mostrar su disconformidad...
De un país en el que los mismos que tiran por la ventana miles de millones del erario público se permiten la desfachatez de luego pretender que estemos convencidos de que la única manera de recuperar el dinero por ellos malgastado es apretándonos el cinturón a los que previamente pusimos en sus manos ese dinero para que fuese bien administrado...
De un país en el que personalidades de cierta relevancia social, ya sea por sí mismos, ya sea por "advenimiento marital" pueden manejar dinero público en su propio beneficio de manera poco transparente...
En el que jueces que pretenden impartir justicia para dignificar la figura de aquellos que sufrieron injusticia pueden ser, a su vez, juzgados a instancias de manos poco claras, aunque se autoproclamen limpias...
De un país en el que la cultura empresarial brilla por su ausencia...
De un país en el que la cultura obrera se autodefine por su contraposición a la clase empresarial...
De un país en el que cabe una iglesia que pretende convertir el estado laico en un estado teocrático...
De un país en el que caben Camps, Urdangarines, Blancos, poderes judiciales omniscientes, E.R.E. sospechosos y "raritos", Morenos, Feitos, desfeitas varias...
En fin, de un país así  yo me iría... si pudiese, Sr. Feito, si pudiese, aunque fuera a Laponia...

Trapalleiros

Acabo de oír en las noticias que el Ministro del Interior culpa a elementos infiltrados de los problemillas con las manifestaciones de estudiantes en Valencia... Claro que el sr. Ministro se refiere a infiltrados radicales entre las filas de los manifestantes para violentamente provocar la carga policial... Bueno, tal vez tenga razón, pero las cosas parecen ser algo distintas...

Estafadores

Imagínese usted que desde hace 10 años está pagando religiosamente un seguro de vida a la compañía ICNEEOME...
Imagínese usted que cierto día sufre un accidente de circulación en el cual pierde la  vida, usted que ni conducía bajo los efectos del alcohol y además respetaba todas las normas de tráfico habidas, e incluso aquellas que algún día habrán de venir, pero una mancha de aceite en la carretera lo catapulta contra aquél fatídico árbol...
Imagínese que los beneficiarios (viuda, viudo, padres, hijos o espíritu santo...) de su seguro de vida reclaman a la compañía ICNEEOME que haga frente a la obligación contraída en la póliza del seguro...
Imagínese, por último, que la citada compañía responde a sus beneficiarios que no, que vaya morro pretender obtener un dinero sin hacer nada para merecerlo, que a ver qué van sus beneficiarios a hacer con ese dinero, no sea que lo malgasten o lo inviertan en vicios caros...
¿Qué pensarían ustedes de esa compañía? QUE SON UNOS ESTAFADORES.
Pues eso mismo, ni más ni menos, es lo que estos días anda proponiendo un tal José Luis Feito que se haga con la prestación por desempleo... Por eso mantengo que este señor y quien lo respalda son una panda de Estafadores, así con mayúscula.
Porque, puede que él no lo sepa (si lo sabe, aún peor), pero a mí, a usted, y a todo el que percibe un salario por cuenta ajena (seguro que no es su caso, así nada tiene que declarar a la Hacienda pública, pero ese es otro tema...), digo que a todo el que percibe un salario, le descuentan una cantida mensual en concepto de cuota obrera o similar, es decir, una una cantidad de dinero que se ha ido descontando de la nómina del trabajador para que este pueda disponer de ella cuando se quede sin empleo.
Y es que este individuo mantiene que si un parado que esté cobrando la prestación por desempleo (que previamente él pagó, el parado, no el Sr. Feito) y le ofrecen un puesto de trabajo, debe aceptarlo quiera o no o, de lo contrario, debería retirársele el cobro de esa prestación, aunque ese trabajo sea en Laponia...
A lo mejor a quien deberían enviar al paro es a este elemento. Y, una vez allí, ofrecerle un puesto de trabajo en Laponia cobrando 700 u 800 €...
Pero es que, no contento con la perla anterior, reincide (buena verdad es que este hombre es el único animal, que tropieza dos veces con la misma piedra...) afirmando que, ya no Laponia, que "es un sitio muy bonito que, por cierto, tiene una serie de trabajos intensos, de temporada y están muy bien remunerados", sino que la gente tiene reticencias, incluso, a aceptar puestos de trabajo en barrios distintos del suyo (no el del Sr. Feito).
Es evidente que este individuo no sabe lo que es estar en el paro y sin recursos, y sin embargo ¡es el Presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la CEOE!
Pues así nos va...

Indignos

Sí. Porque indignos son aquellos que anteponen la "obediencia debida" al propio criterio ético. Como indignos fueron aquellos soldados de las S.S. nazis que masacraban judíos, gitanos, homosexuales y demás por obediencia debida a su superior...
Por supuesto, hablo de las cargas policiales contra el "enemigo" (en palabras de Antonio Moreno, jefe superiro de Policía) en Valencia.
Y es que hay que entender que los pobres policías, tan sólo armados con una porra y protegidos con un simple casco, un mero peto, y un sencillo escudo (si no algo más), al enfrentarse al enemigo, a su vez armado con... estooo... ¿libros?, deba emplearse con ansia y dar antes de recibir.
Claro, debemos comprenderlos. Los policías, por muy policías que sean, son personas. Y como tales, es normal que se sientan indefensos ante la marabunta enemiga. Y la indefensión produce miedo. Y por ello, debemos entender que se defiendan...
Ahora que, si son personas, supongo yo que tendrán el sentido moral desarrollado como personas que son y, por tanto, más allá de la obediencia que profesionalmente deban a algún inepto superior, su sentido común debería dictarles que no se debe aporrear a ciudadanos que, en muchos casos, pasaban por allí... Pero no ha sido así. Ellos son muy profesionales y muy obedientes. Y por eso, si les mandan zurrar, zurran a conciencia, a diestro y siniestro y si es el caso, a su propia madre si se pone a tiro.
Por eso son indignos. Indignos los policías, porque del señor Moreno, jefe superior de policía de Valencia, prefiero no decir nada, que todo lo que se me viene a la cabeza podría ser utilizado por él para demandarme... o  para enviar a sus matones a rehacerme la cara...